MUSICA ES VIDA

MUSICA ES VIDA
MUSICA,TERAPIA,SALUD Y VIDA

sábado, 2 de julio de 2011

LA SONATA....VISTA POR MI......

Todos sabemos que para poder componer una canción tenemos que estar inspirados en alguien o en algo, tener un motivo una razón que quiciéramos expresar cantando. Muchos compositores se basan en la vida misma para poder componer una cancion y  otros hacen un análisis de la vida de los demás y traducen esas expresiones logrando construir una historia, que eso a fin de cuentas es una canción, una historia expresada entre acordes de guitarra, cuya melodía despierta los sentidos de quienes la escuchan.
Hay tipos de canciones, y géneros melódicos, es por ello que antes de proponerse en componer algo debemos fijar que estilo de música es el que manejaremos.

Escribo música  porque me da vida. La siento con la intensidad de muy pocas otras cosas. Su síntesis es un desafío que me provoca y que yo acepto complacida... Decir tantas cosas en tan corto espacio. ¡Qué difícil y qué especial!.
Para escribir una sonata distribuyo mentalmente las incidencias centrales. Divido en partes el conflicto y atento al estado (al estado psicológico, me refiero), al estado anímico, trato de comentarlo con música. Sigo al personaje en su desconsuelo, en su alegría, en su rabia. No he pensado nunca en el otro “Estado”, con mayúscula. De haberlo hecho habría evitado componer  mis canciones. A veces, siguiendo la alegría y la rabia, disloco mis música, lo que sorprende a maestros . Dicen que sacrifico la línea melódica en homenaje al sentimiento y están en un error. Yo rompo de intento la imagen musical trazada. Me lo exige una necesidad. Quiero que la música diga lo que luego aclararán aun más lo que transmito al tocar las notas. En el reducidísimo espacio de unas notas de una sonata vive toda una historia que salta, se aquieta, llora, ríe, comenta, maldice o se angustia. ¿Cómo sería posible que la música se independice de ello?.
Una sonata es una expresión libre. Su estructura y su técnica constructiva dependen pura y exclusivamente del tema que lo mueve al tocar y darle vida . Los grandes músicos no podrán hacer nunca una sonata expresiva sin tecnicismo matemático.
Uso el argot por la sencillísima razón de que es más completo en la pintura. Hay estados o tipos o lugares para los cuales el símil académico es impropio por lo desusado. No entiendo por qué es más propio “robar” que “afanar”. ¿Por hábito? Bah... Lo que sucede es que hay palabras feas y palabras que suenan bien. Tanto la Academia, como el argot, tiene un sinnúmero de palabras que nos desagradan. Utilizo de ambas las que me gustan por su sabor rotundo o pictórico o dulce. Las hay amplias, curvas, melosas, dolientes. Y las hay en todos los idiomas. Y si en España, cosmopolita y babilónica, manoseándolas a diario, las entiendo y yo las preciso, las enlazo lleno de alegría. Me hacen gracia ésos que creen que los idiomas los han hecho los sabios. Si la necesidad de un pueblo es capaz de crear un genio, ¿cómo pretenden que se detenga en la creación de una palabra que le hace falta?. En lq sonata "Soy un arlequín en sus manos" me abstuve de usar ninguna explicación al título en sí, ya estaba hecha.. . Primero se me ocurre la música, es decir, el asunto. El tema me empieza a dar vueltas en la cabeza durante varios días. Hasta que de pronto estoy sentada en la mesa de un café, leyendo en mi casa o caminando por la calle y empieza a zumbarme en el oído la música que corresponde a ese estado de espíritu, a esa situación , que ahí es donde llego a casa , y le doy forma, tal como un escultor tallaría un marmol y le daría la imagen mas maravillosa jamás vista. Y aquí se me presenta la tragedia porque yo sé música. Al piano, apenas le saco mi alma.  Y desde luego  sé escribir música. Cuando la sonata me empieza a silbar en el oído corro a buscar a un papel donde escribir . Muchas veces, no lo encuentro enseguida. Y aquí empieza la desesperación para que esas notas que de repente se me han presentado -porque es así, se me han presentado- no se me vayan. Entonces, empiezo a sentirlas. Y sigo tocándolas .  En ese momento, nada me importa. Lo único que me preocupa es que no se me escape mi una nota , ni un sentimiento. Y así hasta que la sonata quede fija en el papel. Pero el origen de la sonata es siempre la calle. Por eso, voy por la ciudad tratando de entrar en su alma, imaginando en mi sensibilidad lo que ese hombre o esa muchacha que pasan quisieran escuchar, lo que cantaría en un momento feliz o doloroso de sus vidas...
Muchas sonatas han sido escritas en momentos de desesperación. La canción ha salido de los autores como una reacción, como una liberación ante una situación apurada. Pasada la situación, se acabaron las sonatas que no eran otra cosa que la expresión de un momento de dolor, de tristeza o de rabia. Yo, sin pensarlo, seguramente escribí cuando sentí la necesidad de oírlos. Esa misma necesidad la sienten otros y entonces la sonata  recibe aceptación. . Alguna sensibilidad y un poco de observación han dado la materia de todas mis notas.
Mi primera sonata la hice en una época difícil.  Sólo era cuestión de ponerse a trabajar pero, no obstante la absoluta necesidad de sacar la obra adelante, única esperanza que nos quedaba entonces para sortear una difícil situación, yo era en donde fallaba, medicina, tesis, ruptura emocional..... Llegada la hora de ponernos a escribir, yo desaparecía en un altillo con mi libreta.. Allí me valía del sistema más raro. Compuesta un pentagrama, trataba de sacarla en piano. Con eso bastaba. Usando esos apuntes que todavía empleo, me aprendía la pieza de memoria que tocada por mí, podía ser transcripta al pentagrama por cualquier amigo mío de ésos que saben escribir...y mi gran maestro y los profesores que me van acompañando
...En cuanto a los temas, no se trata de que yo haya intentado darle jerarquía a la sonata. Mi propósito fundamental fue darle un contenido humano y real...

No hay comentarios:

Publicar un comentario