MUSICA ES VIDA

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miércoles, 21 de noviembre de 2018

LA. OPERA ROCK

Nadie dijo que la opera rock existía hasta que FARROKH BULSARA se encontró con dos monstruos de la musica BRIAN MAY,Y ROGER TAYLOR,.

El próximo artículo escribiré sobre la opera rock y sus genios.

ALFREDO KRAUS, SIN TECNICA NO HAY VOZ

Con la muerte de Alfredo Kraus desaparece esa forma diferente, elegante, discreta, de entender el arte del canto que el gran tenor canario supo imprimir en todas y cada una de sus actuaciones. Alfredo Kraus Trujillo, nació en Las Palmas de Gran Canaria el 24 de noviembre de 1927, en una familia amante de la música que le introdujo en ese mundo, en el que empezó como tenor en el Coro Filarmónico de esta ciudad, donde recibió lecciones particulares de canto.
Aunque por consejo paterno estudió tres años de Ingeniería Técnica, tuvo muy claro que su afición era la música. Muy joven aún ofrecía conciertos en las veladas privadas de la clase alta de Las Palmas.
Fue su encuentro, casual, en Valencia con el maestro Francisco Andrés, a los 25 años, el que le decidió a dedicarse plenamente a la música, por lo que, como primera medida se fue a Barcelona, para estudiar con Markoff. Pero el inquieto y joven Kraus marchó luego a Milán para recibir clases de María Llopart, completando así una formación musical que siguió perfeccionando hasta el final de sus días.
Quedar como finalista en el Concurso Internacional de Canto de Ginebra le supuso firmar allí mismo su primer contrato profesional.
Debut profesional
Y así, Alfredo Kraus hizo su debut, en enero de 1956, en el Teatro de la Opera de El Cario con "Rigoletto". Su éxito fue tal que poco después ya estaba en el célebre Teatro de la Fenice de Venecia con "La Traviata", donde coincidió por primera vez con la soprano Renata Scotto, con quien compartiría cartel en innumerables ocasiones.
Su Alfredo de "La Traviata" fue uno de los papeles más representativos de su carrera. De hecho, el lanzamiento internacional de Kraus comienza precisamente con este personaje, tras la producción que cantó en Lisboa junto a María Callas.
espués de cantar en el Covent Garden o en el Royal Festival Hall de Londres, en 1960 debutó en La Scala de Milán, donde cinco años más tarde se consagró con "La Favorita". Los críticos de entonces subrayaron, que nadie, en ese tiempo, afrontaba el repertorio del "bell canto" con más distinción que él.
De ahí dio el salto a Estados Unidos, actuando en el Metropolitan de Nueva York donde cautivó al público con sus personajes más célebres como el Duque de Mantua de "Rigoletto", el Alfredo de "La Traviata" y su "Werher", de Massenet, desde los años sesenta su título más emblemático.
Kraus, que compartió escenario con las grandes divas del momento, a lo largo de su dilatada carrera, tuvo el placer de escuchar una de las ovaciones más largas -48 minutos cronometrados- que se recuerda en la historia reciente de la lírica. También hizo una pequeña pero intensa incursión cinematográfica con dos películas: "Gayarre" (1961) -donde encarnaba al célebre tenor navarro- y "El vagabundo y la estrella", al año siguiente.
Auditorio Alfredo Kraus
Desde sus inicios, Alfredo Kraus se prodigó especialmente en España, tanto en montajes operísticos como en recitales y si en Madrid estaba su casa, no por ello, olvidó su querida Las Palmas, ciudad que le dedicó recientemente el gran Auditorio Alfredo Kraus.
Y fue en 1991 cuando recibió uno de los muchos galardones que le otorgaron, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes que compartió con otros seis cantantes líricos españoles: Pilar Lorengar, Victoria de los Angeles, Montserrat Caballé, José Carreras, Plácido Domingo y Teresa Berganza.
Su esfuerzo por ayudar a los jóvenes compositores le llevó a comprometerse con la creación en Viena, de una fundación que lleva el nombre del músico austriaco Gottfried von Einem y que impulsa la labor de estos creadores. Y este amor por la docencia le hizo merecedor de la dirección de la Cátedra de Canto de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en Madrid.
Kraus, que llevaba a gala su origen canario se presentó en el último puesto de la lista del Partido de Gran Canaria (PGC) como candidato al Congreso de las Elecciones Generales de junio de 1993. No fue por razones políticas: "Es más -dijo- la odio, la detesto. Es una cuestión sentimental, romántica, simbólica e, incluso, quijotesca".
Cuando, en enero de 1996 se cumplía el 40 aniversario de su debut profesional, Kraus decidió celebrarlo con una gira que duró dos años y que le llevó por los grandes teatro líricos de Europa, Estados Unidos y América Latina. Pero la larga enfermedad de su esposa Rosa Blanca Ley Bird, y su fallecimiento, en septiembre de 1997, alejó a Kraus de los escenarios durante varios meses y le sumió en una profunda depresión.
Regresó con un recital de zarzuela en el Auditorio Nacional de Madrid, en noviembre de ese año y en febrero del siguiente ofreció un concierto lírico en el remodelado Teatro Real. Sus últimas apariciones se reparten entre Madrid, como la Gala Lírica en el Real del pasado 5 de enero y su participación, el pasado 17 de marzo, en el Festival de Opera de Las Palmas.
Kraus tenía pendiente para el pasado mes de julio, la representación de "Werther" en el Teatro Real. Pero el dos de junio pasado, debido a su delicado estado de salud, la Fundación Teatro Lírico anunció que el cantante no iba a participar en esta ópera.
En la Historia de la música
Cuatro opiniones muy significativas permiten adentrarse un poco en lo que significa Alfredo Kraus en la Historia de la Opera: El prestigioso Gianandrea Gavazzeni, que fue durante muchos años director de la Scala de Milán, ratificó en 1990: "He seguido prácticamente toda su evolución técnica e interpretativa y mantengo hoy que Alfredo Kraus ha de considerarse un máximo Maestro en lo que conocemos por Arte Vocal del Novecientos. Diré que por sus características se destaca de sus colegas por su gran nivel y calidad, es un fenómeno que ya está en la Historia del Arte Vocal y de la escena operística de estos últimos 40 años. Kraus es Kraus y no puede comparársele con otro".
Tullio Serafin, el mismo que en 1949 convence a Maria Callas para que sustituya a Margherita Carosio en I Puritani, que se estaba presentando en Venecia y que da inicio con ello, no sólo a la fulgurante carrera de la diva, sino a una revalorización del repertorio belcantista del Ochocientos, cuando dirigió a Kraus en esa ópera en 1961 en el Teatro San Carlo de Lisboa, al término de un ensayo le pregunta: "Dígame Kraus, ¿con quién ha estudiado Ud. esta ópera?" - Kraus responde que con el Maestro Fornasari, preparador de Milán, fallecido recientemente - y preocupado añade: "¿Qué ocurre Maestro, algo está mal." - Serafin contesta de inmediato: "¡No!, es que parece que Bellini hubiese escrito esta ópera para Ud.".
Giulietta Simionato, entrevistada en abril de 1980 por la revista "Ritmo", dijo que había estado en Chicago recientemente (invitada para la celebración de las bodas de plata de la Lyric Opera) y escuchó a Alfredo Kraus en el dúo de "Los Pescadores de Perlas", en el aria de Werther y una representación completa de Fausto, declaró: " Hacía ya mucho tiempo que había dejado de creer en la perfección. Pero lo que escuché a Kraus en Chicago me hizo pensar que la perfección sí existe en algún caso rarísimo".
Rodolfo Celleti dijo: "Me gustaría definir a Kraus como el más grande tenor "de gracia" de los últimos cuarenta años, su voz no es de enorme tonelaje, pero es llena, redonda, homogénea y de gran extensión; no existe tenor, hoy día, que pueda compararse a Kraus en el fraseo, la gama de tintes, claroscuros y tonalidades; se trata de un hecho técnico e interpretativo; su modo de emitir la voz, es el mismo puro y ortodoxo de los grandes tenores del Ochocientos y principios del Novecientos". El gran tenor y artista Carlo Bergonzi dijo: "Oír cantar a Kraus es algo que hace bien al alma". Otro grande de la historia, Giacomo Lauri Volpi decía: "¡Así se canta! Hoy no hay ningún tenor que cante así."