MUSICA ES VIDA

MUSICA ES VIDA
MUSICA,TERAPIA,SALUD Y VIDA

viernes, 5 de agosto de 2011

MUSAS ,CULTURA, MUSICA...

Dicen que los hombres que en su nacimiento tuviesen a la Luna (Talía), por ser de temperamento húmedo, se inclinaban a cosas lascivas y a ser variables y mudables.
Los saturninos (Polimnia), por ser de temperamento frío y seco, tendrían gran memoria de cosas pasadas y se inclinarían a diversos estudios, según los diversos aspectos de los planetas. Por ejemplo, si Mercurio (Euterpe) está bien aspectado, imprime sabiduría y suavidad en el hablar, e ingenio para la ciencia, principalmente para las artes matemáticas. Si Mercurio está aspectado con Júpiter, inclina supuestamente a la Filosofía y a la Teología. Si Mercurio están bien aspectado con Marte, inclina a la Medicina. Con Venus, a estudios de Música y Poesía. Con la Luna influye a mercaderes y negociadores, diligentes, astutos y cautelosos. Y así con otros planetas y aspectos, causando diversidad de inclinaciones en los humanos.El simbolismo de las Musas
Pierio Valeriano entiende por estas nueve Musas los nueve instrumentos con que el hombre habla, que son los labios, cuatro dientes principales con que se hace la pronunciación, la lengua, el lugar por donde pasa el aire para la pronunciación y la concavidad de los pulmones en que se engendra la materia de que se hace la voz.
El furor
El furor es una iluminación del alma procedente de los Dioses o los Demonios; de ahí el dístico de Ovidio: "En nosotros hay un dios y también comunicaciones celestes: este espíritu nos llega de las montañas etéreas". Hay cuatro especies de Furores divinos; cada uno procede de su Divinidad; de las Musas, de Dionysos, de Apolo y de Venus.
El primer furor procedente de las Musas, despierta y templa el espíritu. Como las Musas son las almas de las esferas celestes, marcan los distintos grados de atracción hacia los elementos superiores.
El más bajo de estos grados, que representa la esfera de la Luna (Clío), gobierna lo
relativo a los vegetales, las plantas, los frutos de los árboles, las raíces y los elementos que provienen de las materias más duras, como piedras y metales, sus aleaciones y
suspensiones.
El segundo, que representa a Mercurio (Calíope), gobierna lo relacionado con los animales y compuestos de la mezcla de diferentes bebidas y manjares.
El tercero es la esfera de Venus (Terpsícore); gobierna los polvos sutilísimos, vapores,
olores, ungüentos y perfumes.
El cuarto pertenece a la esfera del Sol (Melpómene); gobierna la voz, las palabras, los cantos y los sones armoniosos cuya suave cadencia disipa del alma la discordia que la perturba y eleva el coraje.
El quinto corresponde a Marte (Erato); posee violentas fantasías, pasiones, ideaciones y movimientos del espíritu.
El sexto depende de Júpiter (Euterpe);
gobierna las discusiones de la razón, las
deliberaciones, las consultas y las
absoluciones morales.
El séptimo representa a Saturno (Polimnia); gobierna las inteligencias más secretas y las tranquilas contemplaciones del pensamiento.
El octavo, que representa al cielo estrellado (Urania), concierne a la situación,
movimientos, rayos y luz de los cuerpos celestes. También a las imágenes, anillos y demás elementos que se fabrican según la regla de las cosas celestes.
El noveno corresponde al primum mobile, es decir, a la novena esfera o al Universo mismo (Talía); gobierna los elementos
formales, como los números, las figuras y los caracteres, y concierne a las influencias ocultas de las inteligencias del cielo y los demás misterios.
Relación de las Musas con los
planetas
Según La música de las esferas, obra neoplatónica del siglo XV, y La practica musice de Gauforios, publicada en Milán en 1496, las Musas representan y están consagradas a las esferas de sus respectivos estadios.
Más allá del rostro aterrador del tiempo que todo lo consume, las artes nos inician en la armonía permanente del Universo, cuyos planos o aspectos están gobernados por los planetas y sus esferas. Además a cada esfera se le asigna un metal, una nota musical y un modo.
Clío, La Musa de la Historia, gobierna el plano de la Luna, que controla las estaciones del tiempo. Nota musical: Proslambanomenos (La). Modo: Hipodorio. Metal: la plata.
Calíope, la poesía heroica, está unida a Mercurio, el guía de las almas fuera de la esfera temporal. Nota musica: Hypate hypaton (Si). Modo: Hipofrigio. Metal: el azogue.
Terpsícore, Musa de la Danza y el canto coral, gobierna la esfera de Venus y Cupido. Su nota musical sería: Parhypate Hypaton (Do). Modo: Hipolidio. Metal: el cobre.
Melpómene, Musa de la Tragedia, purifica e ilumina con el fuego y la luz del Sol. Nota musical: Lichanos hypaton (Re). Modo: Dorio. Metal: el oro.
Erato, la poesía lírica y amorosa, se asienta en el plano de Marte, Dios de la Guerra. Nota musical; Hypate meson (Mi). Modo: Frigio. Metal: hierro.
Euterpe, la Musa del arte de la flauta, eleva la mente al plano de Júpiter, donde el alma se dirige al aspecto protector del Señor. Nota musical: Parhypate meson (Fa). Modo: Lidio. Metal: estaño.
Polimnia, la Musa del canto sacro, celebra el aspecto del Padre en Saturno, esgrimiendo la guadaña que nos libera de este mundo gobernado por las esferas planetarias. Nota musical: Lichanos meson (Sol). Modo: Mixolidio. Metal: el plomo.
Y en la esfera de los astros fijos, la Musa Urania, la Astronomía, nos transporta desde la puerta del Sol a los mismos pies de la transformación suprema del Padre, la Luz absoluta. Nota musical: Mese.
Modo: Hipomixolidio.
Talía preside la Tierra. La primera de las nueve Musas, es la inspiradora de la poesía bucólica y la comedia, y como se la representa debajo de la superficie terrestre, oculta, es Talía silenciosa, la Musa no escuchada, pues los hombres, ante los terribles rasgos del tiempo, que no pueden comprender, están ciegos y sordos a la inspiración de la poesía de la Naturaleza, y su gloria sólo se revela cuando el espíritu ha sido transportado a la cima de la sabiduría.
Esta escala de cuerpos celestes fue presentada por un profesor de música italiano del siglo XV para demostrar "que las Musas, los Planetas, los Modos y las cuerdas se corresponden unos con otros". En realidad es una idea extremadamente antigua. Ya era conocida por los estoicos y Cicerón la desarrolló en El sueño de Escipión, donde menciona las esferas por ese orden y dice que sus revoluciones emiten un grato sonido. Pero la esfera terrenal, la novena, "está siempre inmóvil y estacionaria en el centro del Universo". "Los hombres sabios, imitando esta armonía en los instrumentos de cuerda y en el canto -afirma Cicerón- han conseguido regresar a las alturas celestiales".
"Ciegos son los pensamientos del hombre -dice Píndaro- cuando busca el camino con ingenios del intelecto sin las Musas". Pero si, continuando el sentido del poeta griego, se deja conducir por las Musas, es decir, por la voz de la esencia misma de las cosas, entonces las palabras son inspiradas no solamente por lo vivido y por lo experimentado, sino también por el plano divino. Como dice Píndaro, ha montado el carro de la Musa y puede llamarla su madre, y llamarse a sí mismo su compañero, acólito o profeta.
El arrebato de las Musas -las Artes- transporta nuestro espíritu de gloria en gloria, hasta esa cima de gozo en la conciencia donde el ojo del mundo -más allá de la esperanza, más allá del temor- reconoce el Universo en su venida, su marcha y su ser.

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